sábado, 24 de mayo de 2014

Capítulo 1: "El día en que adquirieron la magia"

Era un hermoso día de primavera en la comarca de Lardcelot, un pequeño poblado dedicado a la producción de carne y manteca de cerdo, actividad por la cual el pueblo debe su nombre, ya que Lard, en inglés significa: manteca de cerdo.

Hace muy poco tiempo, había llegado al pueblo, un mago de fama mundial, involucrado en las aventuras más fantásticas jamás conocidas hasta ese momento. Se trataba ni más ni menos, que del mismísimo mago Merlín, quién se hizo famoso por ser el fiel camarada del rey Arturo.
Esa mañana, bajo la ventana sur de la torre donde se encontraba Merlín, una cerda vieja, estaba dando a luz a 3 hermosos y rosados cerditos, los que en su inmensa inocencia de recién nacidos, ignoraban lo que les deparaba el destino.
Mientras tanto en la torre, Merlín estaba creando una nueva poción para mejorar su magia, ya que gracias a ésta, ya había cumplido 356 años y se sentía un poco cansado, por lo que esta poción lo haría sentir como un jovencito de 150 años otra vez.
-          Patas de rana de pantano limpio, ojos de mosca enamorada, antenas de grillo nauseabundo, suela de sandalia de chino saltarín y ….
Estaba en eso, cuando de pronto entró por su ventana, un matapiojos tornasolado, más grande que cualquier matapiojos que hayas visto alguna vez, aunque no tan grande como para dar susto. Sin embargo, el mago no hizo caso de la presencia de este insecto y seguía añadiendo ingredientes.
-          Dos vueltas a la derecha, tres vueltas a la izquierda, una pizca de ceniza de alerce.
Probaba nuevamente su poción, mientras pensaba si había dado con ésta, cuando de repente empezó a escuchar una suave melodía que salía de las alas del insecto que revoloteaba por toda la habitación. Supo que alguna vez había escuchado esto antes, pero no podía recordar dónde ni cuándo. En ese instante, un aroma comenzó a invadir el ambiente, parecía como si todas las flores del mundo se hubieran combinado en el perfume más exquisito que podría existir. Cabe recordar que Lardcelot se dedicaba a criar cerdos, por lo que el olor no siempre era el más agradable.
El perfume que inundó la torre de Merlín, hizo que el mago se quedara dormido, a pesar de que era muy temprano en la mañana, provocándole un sueño que parecía real. De pronto Merlín, se vio de pie frente a una hermosa mujer, que llevaba un vestido que parecía hecho con las alas tornasoladas del gran matapiojos. La mujer se acercó suavemente a Merlín y le dijo sin mover sus labios:
-          Merlín, ya tienes 356 años, no intentes vivir más. Quizás no me recuerdas, pero yo sí te recuerdo. Hace 355 años vine a darte un regalo, traje este mismo perfume y esta misma melodía. El regalo que te di fue la magia, la que supiste ocupar muy bien para hacer buenas obras. Hoy te he venido a buscar, tu labor ya está hecha, la magia debe pasar a otro. 
Luego, la hermosa mujer se acercó a Merlín e hizo un movimiento circular sobre la cabeza del mago, lo que provocó que un haz de luz multicolor empezara a subir desde los pies hasta la punta del sombrero de Merlín, pasando después por el brazo de la mujer, para finalmente alojarse en los pliegues del vestido tornasolado. En ese momento, otra luz comenzó a aparecer, era de color dorado, y a medida que iba subiendo, el cuerpo del mago se iba desmaterializando, para volverse finalmente transparente. En ese momento, la hermosa mujer habló de nuevo:
-          Merlín, tengo un nuevo desafío para ti. Deberás cuidar y entrenar en la magia a 3 pequeños cerditos que han nacido en la granja que está bajo la ventana sur de esta torre y que acaban de quedar huérfanos. Deberás llevártelos de este pueblo, antes de que sea demasiado tarde, ya que de ellos depende el futuro de la magia. No me preguntes por qué pasar la magia a unos cerdos, son órdenes superiores.
En ese momento, la hermosa mujer fue envuelta por completo en su vestido tornasolado, formándose un capullo alargado, el que al abrirse, trajo nuevamente al grandioso matapiojos. Batiendo las alas rápida y enérgicamente, el matapiojos comenzó a volar hacia la granja de los cerditos, seguido por una figura fantasmagórica del mago Merlín, quien lo seguía muy de cerca.
Al llegar al pesebre, se podía observar cómo los 3 cerditos se amamantaban gracias a la leche que aún estaba tibia en el cuerpo de su madre muerta. El dueño de los cerdos, aún no se había percatado que la cerda había parido y que estaba muerta, por lo que sólo se podía escuchar los gruñidos y chillidos de los pequeños cerdos y no existía presencia humana alguna.
El gran matapiojos se posó sobre las cabezas de cada uno de los cerdos y se pudo ver, como la misma luz multicolor, ahora iba desde las alas tornasoladas hasta las pequeñas patitas de los cerditos recién nacidos. El fantasma del mago Merlín observaba con indiferencia, mientras movía la cabeza pensando sobre qué podrían hacer unos cerdos con magia. Justo cuando la luz dejó de brillar, el más pequeño de los 3 le dijo a sus hermanos algo sobre el fantasma:
-          ¿Qué raro que es ese humano?
 La sorpresa fue para el mago, cuando pudo darse cuenta, que los chillidos eran ahora palabras y que él las podía entender.
En eso, el gran matapiojos, usando sus patas delanteras, tomó a los 3 cerditos y se los pasó al fantasma diciéndole:
-          Ahora deberás cumplir con tu misión, pronto tendrás noticias mías.
Y así, Merlín y sus 3 cerditos dotados de magia, partieron rumbo a la ciudad de Vegonia.

Mudándose de Tumblr a Blogspot

No sé si lo que he escrito y subido en Tumblr lo ha leído alguien, por eso estoy transfiriendo la página del cuento para acá para saber si se vuelve más interactiva.

ésta página viene de:
http://hechicerdos.tumblr.com

espero crear más adelante páginas en Google+, Facebook, Twitter y un canal de Youtube con animaciones.